martes, 3 de junio de 2008

Territorios no dichos (Sobre un libro de Roberto Glorioso)


A veces no son los ríos los que nos llevan al mar, sino los poemas.
Ocurre que un libro nos llega por correo. Y en ese gesto vuelven a existir sin solución de fugacidad las palabras "libro" y "correo".
Un sobre le echa un gris amarronado al mundo. Damos bocanadas de ahogado con las manos para abrirlo.
El vertedero humano ha estado entristecido de fuego en los últimos años, por lo que todos los mensajes se hicieron de guerra.
Abrimos el libro y el papel nos corta los dedos. Es helado el viento de la indiferencia que abarca lo simbólico.
Los mensajes no se hicieron indescifrables, se hicieron innecesarios para una turba que nos oscurece encandilando.
A veces las bendiciones no son espirituales sino que se tocan, como Una tierra no prometida que nos llega en el Ultimo Reino. Tal el nombre del libro, tal el nombre de la editorial del autor azuleño Roberto Glorioso.
A veces las palabras ni se escriben ni se dicen: se exhalan. Así llega la primera arenga de aire:

Los cepos esperan animales
crecidos en perversión
de baldíos
y mármoles
Limpiamos un poco el silencio para seguir, como si hubiese guerra en el paraíso.
Qué desarmado queda todo lo externo. Un biombo de tres hojas: "Insinuación de lo sagrado", "Máscaras sin reverso" y "Mural y espejismos" nos han separado de lo obvio.
Se sabe que:

Aquí ocurre el mundo
Donde muere sin tregua
lo que amamos
Los incendios son territorio devastadores en las pupilas.
Antes del poema final, demoledor, se anuncia el alivio:
La arenosidad
de la noche
asalta su presa
sin tácticas
ni militancias

Tierra no prometida. Ultimo Reino. Nadie quiere abandonar la trinchera, Roberto.
La estocada, nada menos que de Hugo Mujica, respira en la contratapa:

Así la cercanía de tus poemas, la distancia que no separa, así esa "Tierra No Prometida", no prometida pero pudorosamente anhelada, como si en ese anhelo nos la prometiésemos unos a otros, claro, con el pudor de la palabra: con la palabra poética. Esa, que entre todos, también en tus páginas, vamos narrando, nos atrevemos a nombrar, nombramos para habitar.