domingo, 20 de julio de 2008

Versiones

Dicen (¿a qué misterioso coro adjudicamos siempre ese improbable presente del verbo decir?) que el escritor Lunan Frank Baum imaginó el maravilloso país del Mago de Oz contándole improvisadas narraciones a sus hijos. Mientras narraba las historias de Dorotea, el espantapájaros, el hombre de hojalata y el león, uno de sus hijos quiso saber cómo se llamaba el país donde sucedían los episodios. Tomado de sorpresa, Baum miró los estantes de su despacho hasta detenerse en el último de los ficheros de su contabilidad doméstica, el que clasificaba los documentos de la "O" a la "Z".
Improbable e irónica anécdota. Con el agravante de transformar a un escritor imaginativo en un burocrático padre de familia rodeado de "documentos domésticos". Pero bien vale para pensar en otras conjeturas que desmoldan grandes momentos del pensamiento humano, dejando al descubierto una hermosa fragilidad.
Memorable es aquella del Negro Fontanarrosa en la que arriesga que El Aleph de Borges es en realidad un televisor Hitachi 122, de media pulgada, precursor de los televisores portátiles. Uno de los dos enviados como prueba a Latinoamérica. (Es en el excelente relato "El especialista o La verdad sobre El Aleph", del libro El rey de la milonga y que también fue llevado a la televisión).
Dicen (el mismo coro mencionado al principio) que los oráculos no eran otra cosa que chicas surgidas del más tinelístico casting y que escondidas detrás de una piedra convencían con su sensual voz al que hiciese las preguntas del destino. Y que los apuntadores de esas chicas son los que sirvieron de modelo para lo que luego fue el puesto de secretario de gobierno.
Para la Cábala, Moisés además de las tablas recibió secretos que se puede revelar solamente siendo una mezcla de místico con ingeniero en matemáticas (a pesar de ello le permitieron profesar a Madonna). Para Mel Brooks, a Moisés se le cayó una de las tablas por lo tanto quedaron diez de los quince mandamientos...
Para los Fanáticos del Ironismo, las tablas eran la rutina de Dios con los ejercicios del gimnasio.

(Publicado en EL SUBSUELO el 20/7/08)