lunes, 21 de noviembre de 2011

Consideraciones acerca de la torre de marfil



Foto: “Por el amor de Dios”, de Damien Hirst.

Guillermo Del Zotto
gdelzotto@elpopular.com.ar

-“Vivir encerrado en su torre de marfil: se dice del escritor o artista que vive desvinculado de la vida cotidiana…” Pero acaso ¿no se trata nada menos que del cráneo? ¿Quién no vive entonces en su torre de marfil?
-A propósito, hay unos versos de Neruda que me gustan, son de “Oda al cráneo”: “canto/alabo/el cráneo, el tuyo,/el mío,/el cráneo,/la espesura/protectora,/la caja fuerte, el casco/de la vida,/la nuez de la existencia”.
-Mire, yo más bien diría: “escupo/el cráneo, el tuyo,/el mío,/el cráneo,/la desmesura/impropia,/la caja fuerte, el casco/ de la muerte/la nuez de la discordia…”
-Usted es un sacrílego.
-¿Por lo que digo o porque los versos son de Neruda?
-Por las dos cosas. Además, volviendo al inicio de la conversación, ¿qué es eso de traer como tema “la torre de marfil”? Una antigüedad. Hoy con lo único que se lo puede relacionar es con un jueguito de play station.
-Ahí tiene, ve, ¿por qué los que se la pasan con la cara adosada a una pantalla nadie les recrimina que no hacen nada por el mundo? Es lo mismo que el academicismo extremista.
-Qué ignorante es usted. Hoy el mundo ES una pantalla. ¿Dónde quiere ir para modificar algo?
-No sé. No sé. Mire, para mi es lo mismo el marfil que la pantalla. Ahí está la plaza. ¿Quién la está modificando ahora? ¿Un empleado municipal que diseña en power no se qué cómo poner las flores el año que viene o una marcha para que no tape la basura las canteras?
-Su fatalismo aniñado es intolerable. Hay acciones que cambian al mundo. ¿No vio el 11 del 11 cuánta gente se juntó para…
-…todos de blanco, con la mirada perdida. ..Discúlpeme, eso sí me da más miedo que todo lo que nombramos hasta ahora.
-Usted no está bien… y del marfil para adentro, ni hablar…
-Y, no diga he. A veces, como dice Sartre, hay claroscuros que son más luminosos que…
-Bueno, ahí si se está adentrando en el marfil que fue reprochado a esos artistas que se incomunicaban en su regodeo.
-Como todo, bah.
-Al fin y al cabo no le voy a contestar porque en realidad esto es un soliloquio. Y si empezamos de nuevo a descifrar arcaísmos no terminamos más…