viernes, 4 de marzo de 2011

Cómo hacer esculturas con cenizas


Guillermo Del Zotto
gdelzotto@elpopular.com.ar
“Lazos de familia” es una reedición para celebrar. Se trata nada menos que de los primeros cuentos de Clarice Lispector, que ahora la editorial Cuenco de plata presenta en renovado formato.
“Es una escritora que ha llegado con el lenguaje a dimensiones trascendentales”, dice el poeta Hugo Mujica que ya ha amagado con realizar un ensayo sobre su admirada Lispector. Es que la lectura de su prosa y su poesía tienen ese efecto residual que va más allá de lo elegante y de lo exquisito. Sus palabras encienden al que las lee. Y puede ser por el propio postulado que tenía la autora del acto de la escritura: “Escribir es una maldición que salva. Es una maldición porque obliga y arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Y es una salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba”.
Lispector nació en Ucrania y, desde muy chica, vivió en Brasil. Sin dudas la combinación de origen y lugar final de residencia deben haber influido en su andar en las letras. Pero es del mundo interior de esta autora de donde surge su maestría narrativa. Sin moldes. Ella misma pregonaba tener un “no-estilo”.
Se podría decir que Lispector une la sabiduría de Marguerite Yourcenar con los personajes de Horacio Quiroga en “Cuentos amor, locura y muerte”. No por nada sus primeros alimentos fueron Eça de Queiroz, Jorge Amado y Dostoievski.
Para acotar la biografía podemos agregar que en 1966 tuvo un accidente al dormirse con un cigarrillo encendido y las secuelas fueron físicas, síquicas y también en su obra. Murió en 1977 a los 56 años en Río de Janeiro, luego de pelear con un cáncer de ovario.
En esta etapa de las relaciones humanas, los cuentos de este libro son una verdadera puerta al intento de comprender dónde fue a parar el corazón. Dónde realmente somos y cuándo realmente somos. Claro que todo sucede con una exquisita brisa de ironía que solamente sabemos que nos empapó muchas horas (días) después de haber leído las historias.
En el caso de “Lazos de familia” se pueden encontrar la esencia de Lispector. Esencia y también búsqueda iniciática de un estilo. Lo que no es poco. El licor que luego dará a beber en otras obras se macerando en este conjunto de narraciones a partir de títulos como "Devaneo y Embriaguez de una muchacha", "La imitación de la Rosa", "Amor", “Feliz cumpleaños”, “Las fotografías”.
En estos entramados que se reúne bajo el irónico lugar común de “lazos familiares”, Lispector que también era artista plástica, se diría que buscar construir esculturas con las cenizas de las sensaciones. Opina Marcela Croce: “mientras en los cuentos de Cortázar los aspectos fantásticos residen por lo general en algún elemento del mundo que circunda al personaje, en los relatos de Lispector lo fantástico es de orden subjetivo, y estaría tentada de decir “psicológico” si no fuera por la convicción –tan borgeana, por lo demás— de que psicológicamente todo resulta posible y todo tiende a ser justificable
Cómo no seguir leyendo un cuento que dice “Ella estaba sentada con su vestido de todos los días. Sabía que había hecho lo posible para no volverse luminosa e inalcanzable…”?