lunes, 29 de septiembre de 2008

“Dramas en alma”

El autor de "Los Hermanos Karamásov" es todos los personajes principales. En su obra poética, Fernando Pessoa es todos sus heterónimos.
Fiódor (el padre), los hermanos Dimitri, Iván y Alexséi y el "hermanastro" Pável (Smerdiákov). Cada uno a su turno exteriorizan la personalidad de Dostoievski: ateísmo dogmático, humanismo pasional, racionalidad extrema, parricidio latente, epilepsia. El mismo se propuso la exorcización propia con el proyecto novelístico que serviría a Freud para la mayoría de sus estudios.
Por otro lado, comentada es la tarde febril en la que Fernando Pessoa decide ser muchos poetas al mismo tiempo:
"Tuve siempre, desde niño, la necesidad de incrementar el mundo con personalidades ficticias, sueños míos rigurosamente construidos, contemplados con claridad fotográfica, comprendidos por dentro de sus almas. Eran gente.
Médium, así, de mí mismo todavía subsisto. Soy, sin embargo, menos real que los otros (...) Soy también discípulo de Caeiro, y todavía me acuerdo del día -13 de Marzo de 1914- cuando, habiendo ‘oído por primera vez’ (esto es, habiendo terminado de escribir, de un solo sorbo de espíritu) gran número de los primeros poemas de El Guardador de Rebaños, inmediatamente escribí, al hilo, los seis poemas-intersecciones que componen Lluvia Oblicua (Orpheu 2), manifiesto y lógico resultado de la influencia de Caeiro sobre el temperamento de Fernando Pessoa".
Sabemos que Dostoievski no mencionó al estilo Flaubert Karamásov soy yo ni Fernando Pessoa mató a sus poetas internos, salvo para efectivas biografías en vida. Pero los une el mismo desencadenante psicológico. Pessoa aporta esta explicación que a Dostoievski no le hubiera parecido nada mal:
"Se trata, con todo, simplemente del temperamento dramático elevado al máximo; escribiendo, en vez de dramas en actos y acción, dramas en almas".
Pessoa y Dostoievski, dos errancias que toman una tregua. Beben algo de agua fresca y se vuelven a internar en las tormentas dialécticas. Para el lector pasional, una buena manera de construir una arena común. Una cancha donde la competencia es contra la tarde misma que se cierra. Y nubes de banalidades embarran luego el lugar en el que antes hubo esta representación de "dramas en alma".

(Publicado en EL SUBSUELO 28/09/08)