"Ventiló el sarcófago de sus ganas. A pesar de que el cielo amenazaba
tormenta, lo colocó en el patio y se quedó contemplándolo desde la
ventana de la cocina. Puso agua para el mate. En media hora, se
acabaría el mundo". (inicio de "Una historia en treinta minutos").
martes, 15 de enero de 2008
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